"Sempre
he estat vinculada a la pintura, el meu pare i la meva àvia eren
aquarel·listes. D’altres influències directes no en tinc, però
m’agrada observar la pintura dels demés. El paisatgisme és el que
m’atrau, els colors, les llums i les ombres. Posar-me a pintar
m’inquieta però per altra banda l’acte de l’execució és una
font de plaer i de llibertat." Rosa M Bou
“Des
de sempre em va agradar el dibuix i quan un dia vaig inscruire
els meus fills en una escola d'art per fer fang i dibuix vaig pensar
i perquè no jo. Vaig començar a dibuixar, per després continuar
amb pintura a l'oli i l'aquarel.la. En altres classes vaig provar
tambe pastel i cera, per sempre tornar a l'aquarel.la. Per a mi
finalment es aixo, la trobo mes íntima i em dona totes les
possibilitats. Alguna vegada combinada amb tecniques mixtes. Una
preferencia clara no tinc, però m´agraden molt els paisatges amb
aigua. També m'interessen flors i figura humana, sobre tot a partir
de fotos.” Bea Smit
“¿Se podría decir que
la acuarela es una técnica “femenina”? Frente al “todopoderoso”
óleo, denso y matérico, considerado rey entre reyes de los
procedimientos artísticos, la acuarela se antoja como más “débil”,
liviana, frágil, como más “femenina” se podría llegar a
pensar. Pero nada más lejos de la realidad. Porque si a algo se me
antoja la técnica de la acuarela es a un gran felino salvaje al cual
pretendemos domesticar, con el constante temor a ser sorprendido en
cualquier momento por un zarpazo producto de ese su carácter rebelde
resistente a toda domesticación. Y es precisamente en esa
“domesticada rebeldía”, donde reside su atractivo. Quizá por
ello, por su difícil manejo y, quizá (con permiso del inmenso Mr.
Turner), también por hallarse lejos de la “majestuosidad” del
óleo, no sea precisamente una técnica a la que muchos artistas le
presten debida atención, salvo como un medio para abocetar sus
futuros óleos. Por todo ello, es de agradecer una exposición no
sólo de obras facturadas a la acuarela, sino de tres acuarelistas,
ahora sí, femeninas. Tanto Manuela, como Rosa María y Bea comparten
con muchos acuarelistas temas que le son propios a las transparencias
de la técnica de la acuarela, como son las flores y los paisajes
nevados y con agua. Pero cada una lo aborda desde acabados distintos.
Si en Bea, sus acuarelas, no se prodigan en los detalles, ofreciendo
ese acabado de una obra tomada del natural, sin grandes contrastes,
de aspecto liviano y un tanto abocetado que caracteriza a la
acuarela, de manera que no dudamos que estamos ante una técnica
acuosa, en Rosa María sus acuarelas presentan una factura más
acabada, más abundante en detalles, con más control y estudio de la
pincelada. Mientras que Manuela, podríamos decir que se encuentra en
un punto intermedio entre ambas. De mayores contrastes lumínicos que
en Bea, como en Rosa, su pincelada se adivina estudiada, pero su
factura no está llevada tan lejos en cuanto a los detalles,
ofreciendo algo de ese acabado abocetado, aunque más insistido en
lavados que en Bea. A las tres se les ha de aplaudir por su valentía
al enfrentarse a una técnica tan “escurridiza” y compartir con
nosotros los resultados de su labor de “domesticación” del
agua.” JAlba Historiador del Arte.