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INAUGURACIÓ EXPOSICIÓ
MANEL EZPELETA

En unos tiempos que se caracterizan por la avidez de la novedad por la novedad, en los que la realidad virtual o hiperrealidad, como la define el filósofo y sociólogo francés Jean Braudillard, parece haber sustituido la pintura por la imagen, una forma de afrontar las cosas es desde precisamente la tradición. Ese recurso a la tradición, a lo clásico, tiene su razón de ser si atendemos a los tres paradigmas o géneros del arte que la socióloga del arte francesa Nathalie Heinich distingue como coexistentes en la actualidad y que ha denominado como “clásico”, “moderno” y “contemporáneo”. Así, el género clásico sería aquel que desde su invención en Grecia llegaría hasta nuestra era y tendría como características o bases la figuración, las reglas académicas y la realidad, recurriendo a la mímesis, a la realidad tal cual se nos aparece a los sentidos. En el segundo género, la realidad exterior cambiaría por la interioridad del artista, siendo la personalidad y la subjetividad del mismo, según Heinich, sus elementos distintivos; el artista expresaría sus experiencias, sus sentimientos, sus pensamientos, pero lo haría aún con materiales y técnicas tradicionales. Sería en el tercer género, el arte contemporáneo, en los que se daría la transgresión sistemática de todos los criterios artísticos, afectando tanto a la estética, a la disciplina y al material empleado. El artista se aleja profundamente de las motivaciones del género clásico. Estos dos últimos géneros solo surgirían a partir del siglo XX, siendo el género moderno el que surgiría a partir del primer tercio del siglo XX con las llamadas vanguardias históricas. Atendiendo a este triple juego del arte que nos propone Heinich, es comprensible y lógica la propuesta de pinturas que nos ofrece el artista Manel Ezpeleta. A pesar de cierto eclecticismo en sus obras, en las que podemos encontrarnos con cuadros que encajarían en el género “moderno”, como son aquellos trabajados a la espátula o algún otro un tanto más conceptual, el grueso de su obra responde al género “clásico”. Y lo hace, sin duda, desde un oficio bien aprendido, en el que el gusto por el detalle es marca de la casa. Tanto en sus paisajes como en sus figuras Manel busca esa mímesis que en ocasiones nos sorprende por su elevado grado de realidad. A destacar la temática animal, algo no muy frecuente en la pintura y que Manel ha tratado desde el lado más exótico y salvaje. Del conjunto de la obra expuesta por el artista de Sant Quirze del Vallés se desprende su carácter ecléctico y retrospectivo. Seguramente Manel está en esa etapa de crecimiento artístico, en la que poco a poco un artista se va encontrando a sí mismo y definiéndose técnica y temáticamente.” J. Alba Historiador del Arte.



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